viernes, 24 de abril de 2009

La Revocatoria: ¿Iniciativa popular o sainete politiquero?

Por Iván Tapia Morfil


Cada día que pasa uno confirma que la gente en Montelíbano tiene mala memoria, en cada elección de alcalde se entusiasman y llegan hasta el punto de pelear con sus propios amigos e inclusive con familiares por defender a su candidato, pero como siempre, la pasión y el amor duran poco; sólo a unos cuantos días después de posesionado el gobernante ya se ha acabado el amor, se habla mal de él y se convierten en adversarios. Esto ocurre porque muchos en su afán de obtener un beneficio personal durante la campaña no les importa quién sea el candidato sino lo que les van a dar.


El principal culpable de lo que está sucediendo es el pueblo porque es quien elije, cuando les ofrecen una dádiva por el voto no les importa si es creído, orgulloso o supersticioso, pero cuando les deja de dar, ahí es cuando se fijan en los defectos de la persona. El análisis sobre el gobernante hay que hacerlo desde cuando se es candidato: conocer su programa de gobierno, analizar su hoja de vida, su comportamiento, su vida familiar, en otras palabras saber a quién se va a elegir; después de electo no vale la pena decir que los engañaron que no es como pensaban, puesto que aquí en Montelíbano nos conocemos y sabemos cómo es cada quien.


Sobre la revocatoria ya tuve la oportunidad de escribir en la edición de La Opinión del San Jorge del mes de octubre de 2008, y mi punto de vista no ha cambiado, escribo de nuevo sobre este tema precisamente por la mala memoria de los habitantes de Montelíbano: a cada rato me preguntan que pienso al respecto, a pesar de que se les obsequio el ejemplar que contenía el articulo en mención.

La revocatoria del mandato es un mecanismo de participación ciudadana que permite que el pueblo se pronuncie sobre la continuidad de un mandatario basado en el no cumplimiento de su programa de gobierno y no por el incumplimiento de pactos políticos o económicos con sus mentores.


En el caso de Montelíbano no podemos decir que las cosas están bien, van por mal camino, debemos reconocer que el alcalde actual está haciendo todos los meritos para que se le revoque el mandato y con su actuación se muestra como si le interesara ser revocado. Con esto no quiero decir que salga a ofrecer dádivas como lo hicieron en la campaña que lo llevó al poder, pero muchos esperamos que salga a contar las irregularidades que encontró cuando llegó a la alcaldía porque si no, él será responsable de ellas.


Muchos me han invitado a unirme activamente a la revocatoria, por mi condición de ex candidato a la alcaldía, pero hasta la fecha no lo he hecho porque esto no debe ser un pacto politiquero sino un compromiso verdadero con el pueblo. Considero que es fundamental que antes de la revocatoria el pueblo se pronuncie sobre qué se va hacer si se le revoca el mandato al alcalde: ¿vamos a elegir a quienes han dirigido erróneamente nuestro municipio?, ¿a quienes han despilfarrado nuestros recursos?, ¿a los mismos de siempre?, ¿a un títere de los mismos?, ¿a los promotores de la revocatoria?; o en su lugar nos estamos planteando que: ¿la revocatoria se está haciendo para que se dé un verdadero cambio?, ¿de verdad nos interesa que Montelíbano progrese?, ¿vamos a hacerle pistola a los politiqueros?, ¿el pueblo va a elegir libremente?, esto debe estar muy claro porque si vamos a hacer lo mismo de siempre lo mejor es que dejemos las cosas como están y evitemos tanto desgaste. Para comenzar sería bueno que como acto de desprendimiento y de amor verdadero por Montelíbano los promotores de la revocatoria se pronunciaran y dejaran en claro que ellos no aspirarían, como tampoco lo harían sus familiares en caso de que ésta se diera; con ello, dejarían ver que no es una pugna política sino una iniciativa popular y de seguro el pueblo masivamente acudiría a las urnas el 10 de mayo.


La revocatoria como está planteada parte de los egos de dos actores principales. Por un lado el alcalde quien se considera enviado de Dios y por ello no gobierna, creyendo erróneamente que Dios es alcahueta de las cosas malas, y por otro el ex alcalde que se cree Dios y lo llevó al poder despilfarrando el presupuesto del municipio y ahora quiere quitarlo porque no hace lo que él quiere. ¿Será que así este pueblo algún día tendrá desarrollo?, ¿será que algún día el pueblo tendrá iniciativa propia o siempre se dejará manipular? Mi invitación es a que analicemos la situación sin apasionamientos y decidamos lo mejor para todos los pobladores en conjunto, despojándonos del interés propio para que a partir del 10 de mayo cada quien realice su aporte para comenzar a construir un nuevo Montelíbano: Un Montelíbano Para Todos.