jueves, 14 de agosto de 2008

Pacto por la Transparencia

Por Iván Tapia Morfil

Este pasado 25 de julio tuvimos la oportunidad de presenciar la firma del Pacto por la Transparencia del Hospital Local de Montelíbano, todo un magno evento nunca visto en nuestro municipio. Aprovecho la oportunidad para felicitar a Cerro Matoso por su excelente iniciativa, con esto nos demuestra que se interesa por Montelíbano y por su gente, de paso nos da una lección al mostrarnos que los procesos públicos deben hacerse de manera transparente.

Como conozco la manera transparente que Cerro Matoso le da a su sistema de contratación y demás actividades, estoy completamente seguro que la construcción de la nueva planta física del hospital no será la excepción. Es más, podría asegurar que para ello tendrá en cuenta en orden de prioridad a las empresas de Montelíbano, de Córdoba, de la costa caribe y por último el resto del país, tal como se da la contratación en la actualidad; reconociendo que las empresas locales cumplen con todas las normas, conocen todos los procedimientos de trabajo, tienen la seguridad como disciplina de trabajo, cumplen todos los requisitos en cuanto a salud ocupacional, todas tienen el Registro Único de Contratistas (RUC) expedido por el Consejo Colombiano de Seguridad, hay varias con certificado de calidad, pagan impuestos en montelíbano, generan empleo local y lo más importante: CMSA las conoce perfectamente. Lógicamente habrá algún tipo de trabajo especializado que no lo pueden prestar nuestras empresas, pero estoy seguro que en busca del desarrollo empresarial, de nuestra economía y de nuestra gente la mayor contratación será local.

La sola presencia de Cerro Matoso en el pacto genera confianza y seguridad, por ello no voy a concentrarme en él sino a hablar de otros aspectos secundarios del evento. Primero, lamentablemente la asistencia no fue la mejor; estuvieron presente empleados de la alcaldía, uno que otro concejal, empleados de la Fundación San Isidro y un pequeño número de particulares que somos casi el mismo grupo de los que asistimos a la mayoría de los eventos que se realizan en Montelíbano. Habría que analizar ¿por qué a pesar que hubo tanta promoción y publicidad la asistencia fue muy pobre? Yo particularmente, creo que es un problema cultural que se desarrolló en nuestros habitantes, se creó una tendencia exclusiva hacia el beneficio particular. Las administraciones municipales y la mayoría de los dirigentes políticos acostumbraron a entregar dádivas para que la gente participe y si no le dan nada no asiste. Tenemos un ejemplo reciente, la marcha del 20 de julio por los secuestrados, ¿Cómo es posible que la gente asista más a una caminata política que a una noble causa como esta?, sencillo, porque a muchos no le interesa el dolor ni el sufrimiento del otro, sólo le interesa lo que lo afecte o beneficie. Si hubieran dicho que se iban a repartir mercados o lotes, hubiera quedado pequeño el gran espacio reservado para el evento, inclusive hasta habrían llegado personas de otras zonas del país.

Dado que los que asistimos a la firma del pacto somos casi los mismos de siempre, y además un grupo pequeño, como sugerencia propongo que cuando se realice un acto similar bien podría Cerro Matoso utilizar el magnifico coliseo de la FEM, o podríamos utilizar el Polideportivo, de esta manera estaríamos más cómodos y no afectaríamos la libre circulación en el centro, ni al comercio ni a las entidades bancarias.

Al finalizar el evento, cuando me retiraba, como en todas partes no falta quien realice comentarios desatinados, me topé con alguien que iba criticando la firma del pacto, diciendo que los que estaban firmando en representación de la comunidad, o habían sido empleados o eran familiares de empleados de la Fundación San Isidro o tenían empresas incubadas por ella. A lo que le respondí que en lugar de criticar ¿por qué no se postuló para que hubiera sido elegido como miembro del comité?, contestándome que no se había enterado de ello, a lo cual le dije: bueno amigo, para la próxima esté pendiente y postúlese, además le rematé: “recuerde que a caballo regalado no se le mira el colmillo”. Porque desafortunadamente esa es nuestra costumbre, no participamos, no votamos, no nos postulamos, no aportamos nada a ningún proceso, pero eso si, para criticar no hay quien nos gane.

Ojalá que esta iniciativa de Cerro Matoso del Pacto por la Transparencia en el Hospital Local de Montelíbano, la tome como ejemplo nuestro señor Alcalde y la replique en todas las actividades y funciones de la Administración Municipal, sobre todo en la contratación de la inversión social, tal como lo exige la nueva Ley de Contratación Colombiana. Esta reforma a Ley que entró en vigencia a partir del 16 de enero de 2008, precisamente lo que busca es que haya transparencia en la contratación con recursos públicos, pero lamentablemente en Montelíbano la Administración Municipal continua contratando directamente con Asosanjorge como si la Ley no fuera para cumplirla sino para violarla. Recordemos que el Municipio de Montelíbano fue castigado recientemente por Planeación Nacional y hoy se encuentra sometido a un Plan de Desempeño, precisamente por la destinación indebida de las Regalías y por irregularidades en la contratación.

En el periodo comprendido entre el 1o de enero y el 30 de junio de 2008, Montelíbano ha recibido por Regalías de Níquel más de $21.500 millones, según informe de Ingeominas -se puede verificar en su página web- Qué bueno que el Alcalde del “Montelíbano Incluyente” hubiera invitado a toda la comunidad a firmar un pacto por la transparencia para la ejecución de estos recursos, que sinceramente no se en que se han gastado porque es mucha plata para solo un semestre y no se ve la inversión, y nuestro pueblo va de mal a peor a pesar de tanta riqueza.

Oscuro panorama se cierne sobre nosotros, roguémosle a Dios que ilumine a nuestros dirigentes, que este empujoncito que nos da Cerro Matoso hacia la transparencia los haga recapacitar, y por el bien de todos en este hermoso municipio, se comience a contratar como lo indica la Ley.

El vendedor de Buñuelos

Por Vicente Carlos Dauder Montiel

Era el inicio de un día normal de trabajo en Montelíbano, comenzaban a despuntar las luces del amanecer, el reloj marcaba las 5: 45’ a. m., un sosegado silencio envolvía el sector de Los Laureles; en medio de esta calma natural sólo se escuchaba el canto de algunos pájaros saludando al nuevo día, yo estaba a punto de despedirme de las páginas de un libro y finalizar mi lectura matutina cuando una voz infantil rompió la calma en la calle; venía pregonando en tono alto y casi musical: buuuñueeeeelooooo, buuuñueeeeelooooo, buuuñueeeeelooooo... el eco que llegó a mis oídos se conectó con el cerebro y éste envió un mensaje al estómago; rápidamente arrojé el libro de mis manos, salí a abrir la puerta y allí estaba en el corredor con la palangana en la mano; le pedí que me empacara cinco buñuelos en una bolsa y mientras él lo hacía le observaba su apariencia: podría tener ocho años de edad, su ropita, raída y maltrecha por el tiempo, reflejaba el servicio prestado a varias generaciones, pero era limpia, su rostro en general mostraba una seriedad inexorable, pero de sus ojos emergían ineluctables destellos de ternura infantil; un interrogante germinó enseguida en mi mente y no pude soslayar el hacérselo al tiempo que él me entregaba la bolsita con los buñuelos:

- Niño ¿tú estás estudiando? - y me respondió: sí señor -

- ¿Qué año haces? - segundo -

- ¿En la mañana, o en la tarde? - en la tarde, me contestó -

- Cuando terminas de vender los buñuelos ¿te pones a hacer las tareas?

- No señor, me toca ayudarle a mami a cuidar a mi hermanita y hacer los oficios de la casa porque ella lava ropa

- ¿A qué horas haces las tareas? - A veces en la noche -

- Y ¿quién te ayuda a hacer las tareas? - mi mami -

Le cancelé el valor de los buñuelos y lo observé serenamente mientras se alejaba continuando con su pregón, recordé mi sufrida infancia en el legendario municipio de Ayapel, de donde soy nativo, cuando, obligada por la pobreza, mi madre me lanzó desde niño al mini mercadeo ambulante, pero siempre sembraba en mí el amor al estudio y el deseo de superación. Pronto desapareció de mi vista porque al llegar a la esquina cambió de rumbo por la otra calle y poco a poco se fue extinguiendo el eco de su pregón: buuuñueeeeelooooo, buuuñueeeeelooooo, buuuñueeeeelooooo... mientras a mí me seguían aguzando dramáticos interrogantes: ¿en qué momento descansa este niño? ¿a qué horas juega? ¿lo hará en la escuela? ¿de qué forma se recrea? ... ¿logrará superarse en la vida como en parte lo he logrado yo? ¿llegará a una edad madura acompañado de los mismos vacíos que nos acompañan a la gran mayoría de quienes no vivimos una infancia en plenitud?...

A lo largo y ancho de la geografía colombiana nos encontramos con el deprimente panorama que rodea la vida de muchos niños que pertenecen a los sectores parias: hambre, miseria, mendicidad, desamparo, maltrato, abuso sexual y, en el caso que me ocupa, el trabajo para participar en el sustento de la familia y abrirse su propio camino de superación.

Es triste ver a un niño en estas circunstancias, combinando el estudio con el trabajo a tan temprana edad, recuerdo que algunos meses atrás traté este tema con un amigo y él me confutaba diciendo que estos niños aprecian lo que llegan a tener porque lo que se adquiere con sacrificio se valora más, pero yo me pregunto: ¿qué tan provechoso será para la construcción de una personalidad plenamente equilibrada?

El niño en esta edad no puede ser sometido a una vida llena de peripecias porque el proceso de desarrollo psicomotor y de crecimiento lleva implícita una faena orgánica a la que no se le debe añadir demasiado esfuerzo intelectual ni físico, es provechoso para él que le sepan combinar los momentos de estudio y de actividades hogareñas con el descanso que requiere su organismo, pero no puede ser un descanso inactivo porque el desarrollo requiere movimiento, por lo tanto debe tener espacio para jugar y, ojalá, en lo posible, sus juegos sean a campo abierto. Todo esto se debe dar en su justa medida. El juego no sólo contribuye con el desarrollo psicomotor y el crecimiento físico sino que también abre inmensas posibilidades educativas y de desarrollo de la creatividad.

Este drama infantil que contemplamos con inmenso pesar es un rayito de los destellos de una sociedad desequilibrada e inicua en donde la elite dominante cada día le cierra más posibilidades a las inmensas mayorías pobres, pero también lo es de la problemática educativa y la crisis familiar que se vive en el país. En muchos hogares la ignorancia y el vicio han creado un ambiente muy enrarecido para los niños que les trunca el derecho al desarrollo armónico e integral de su personalidad.

Montelíbano ha hecho esfuerzos en el campo educativo y social pero todavía le quedan muchos por hacer, no dejemos crecer este fenómeno porque nosotros somos un pueblo bendecido por Dios y privilegiado por la naturaleza, no tenemos derecho a mendigar cuando estamos sentados sobre un tesoro, apostémosle más a una seria inversión social, a la creación de fuentes de empleo, al rescate de los valores, a la auténtica calidad educativa... y a todo aquello que construya para nuestros niños un mundo más diáfano y maravilloso.

De la que nos salvamos

Por Henry Alvis Cuevas

El pasado 30 de Julio EL MERIDIANO DE CORDOBA publicó un artículo sobre un debate que se efectuó en el Concejo Municipal de Montería sobre el contrato de concesión del servicio de Alumbrado Publico en la capital del departamento.


En dicho debate se cuestionaron varios puntos a saber: a) El servicio de Alumbrado Público es el más caro de los servicios públicos. b) Ha habido varios otrosíes al contrato en los cuales se beneficia más al concesionario. c) No hay claridad ni con el servicio ni con el recaudo de la tasa en la zona rural. d) El municipio terminó financiando al concesionario. e) No hay claridad en el alcance del contrato en cuanto al plan de expansión del servicio.


Este debate surge por la queja generalizada de la comunidad por la alta tarifa (15%) del consumo; es decir, que un abonado estrato 3 que paga aproximadamente $150.000 de energía, saldría pagando por alumbrado público $22.500. También la queja de los ediles por las tantas gabelas dadas al concesionario en perjuicio del municipio, a tal punto que según sus cuentas el concesionario se gana cerca de 600 millones de pesos mensuales –más de 50%- lo cual lo pone por encima del promedio de las empresas más exitosas del país que sólo adquieren utilidades por debajo del 30%.


En Montelíbano se alcanzó a firmar este mismo contrato y por casualidad con la misma empresa concesionaria a finales del año 2000 por un valor mensual de 62 millones de pesos durante 25 años, pero además, se le daban al concesionario los excedentes financieros del recaudo; es decir, si se recaudaba más de los 62 millones de pesos, todo iba para el concesionario y si no, el municipio tenía que responderle al concesionario por lo menos por $62 millones mensuales.


Lo curioso era que los llamados excedentes se acercaban a una suma superior a $180 millones mensuales provenientes de la tarifa impuesta a Cerromatoso; para entonces en un 2% del valor de su consumo de energía. ¿Cuánto sería hoy después de la segunda línea y cuánto después de la tercera y cuarta línea hoy muy cerca de su construcción? Otra cosa hubiera sido si estos excedentes quedaran en el municipio, pero no, según el contrato iban para las arcas del dueño de la concesión.


En este contrato, la expansión del servicio en los nuevos barrios a partir de la firma del contrato era por cuenta del municipio; la inversión del concesionario era sólo de 700 millones los cuales lo invertirían en un término de dos años.


En el año 2001, un grupo de concejales entre los cuales me encontraba yo, cuestionamos el contrato por considerarlo leonino para los intereses de la comunidad y del municipio mismo, ya que éste era el responsable ante el contratista de cancelarle los $62 millones así no se recaudaran, pues surgió la queja de Cerromatoso, quien se negaba a pagar la tarifa que le fue impuesta y con toda seguridad sin su concurso era imposible recaudar el valor mensual del contrato ya que para entonces el recaudo no era superior a $20 millones mensuales.


Esto significaría más adelante que el concesionario reclamaría el equilibrio económico del contrato y le tocaría al municipio aumentar las tarifas a los usuarios a niveles que hoy nos tendrían como están los monterianos: ad portas de una reclamación civil de incalculables proporciones.


Ante la inquietud de los concejales de entonces, el alcalde, Cerromatoso y otras personalidades iniciamos una cruzada para impedir el inicio del contrato en esas condiciones, por lo cual fue demandado el acuerdo municipal del año 2000 que autorizaba al alcalde a imponer tarifas para el impuesto del alumbrado público, acuerdo que era la base o fundamento jurídico del contrato de concesión. Este acuerdo era inconstitucional puesto que los concejales no pueden delegar la función de establecer tarifas de impuestos.


Afortunadamente el alcalde de entonces, el señor Mariano Cura no firmó el acta de inicio del contrato y se procedió vía Acuerdo Municipal establecer las nuevas tarifas del Alumbrado Público, teniendo en cuenta un previo estudio técnico realizado por una firma especializada. El nuevo acuerdo municipal estableció tarifas acorde con las posibilidades económicas de la comunidad y para los usuarios no regulados como Cerromatoso así: 10% del valor del consumo en las ciudadelas y 30 salarios mínimos mensuales vigentes por la mina. Hoy, Cerromatoso debe estar pagando aproximadamente 45 millones de pesos mensuales y la comunidad cerca de 30 millones; lo que significa que debemos estar recaudando anualmente cerca de 1.000 millones de pesos, con lo cual la administración debería prestarnos un excelente servicio y con expansión asegurada.


Con la acción de los concejales de entonces -Iván Tapia, Jairo Marchena, Pedro Vergara, Everlides Zabaleta, Diana Hernández, Amalio Paternina, Edwin Carriazo, Jesús Gómez, Lúber Romero, Manuela Vergara, José Mora, Benjamín Pérez, Luís Arango, Alberto Ruiz y mi persona- ganó Montelíbano por librarse de una obligación aniquilante, la comunidad por librarse de onerosos impuestos, Cerromatoso porque aquella tarifa inflaría sus costos de producción –hoy estaría pagando más de $300 millones mensuales que iban a parar al concesionario y no al municipio- y el comercio y los empresarios porque se libraron de una mayor carga tributaria.


Es cierto que los servicios públicos cuando los presta una empresa privada mejoran, pero casi siempre están ahogando al usuario. En Montelíbano, este servicio lo puede prestar el municipio de una manera eficaz y eficiente y es hora que lo haga puesto que están dadas las condiciones para hacerlo. Viendo la actualidad de las concesiones de alumbrado Público y frente a los problemas que tienen nuestros vecinos de Montería, Caucasia, Cereté y otros como Barranquilla, podemos concluir como lo sugiere el título de esta columna: DE LA QUE NOS SALVAMOS, tanto municipio como comunidad, Cerromatoso y comerciantes.

Programa de modernización de Redes de Servicios de Salud

Por José David Cura Buelvas

Una de las características más sobresalientes del modelo económico y político que ha imperado en nuestro país en los últimos años es el desmonte gradual de algunos mecanismos e instituciones estatales, con el fin de lograr ajustes en el contexto de las economías latinoamericanas, en aspectos tales como el control a la inflación, reducción del déficit fiscal, control de salarios, y ajustes en las principales instituciones de servicios públicos a cargo del Estado.

Del sector salud puede decirse que comenzó con la municipalización de la salud, ley 10 de 1990, fortalecida con el establecimiento del Sistema General de Seguridad Social, que reformó el Sistema Nacional de Salud vigente, mediante la Ley 100 de 1993.

Uno de los efectos más representativos de la ley 100/93, se dio en la estructura de los hospitales públicos, transformándose en Empresas Sociales del Estado, las cuales fueron obligadas a crear mecanismos tendientes a la auto sostenibilidad y gestión financiera.

Por otro lado, los hospitales públicos de la red estatal dentro de su plataforma institucional, tuvieron que acomodarse a la reglamentación vigente, por medio de la creación de cargos administrativos, muchos de los cuales llevaron al déficit económico en algunos de ellos.

El Ministerio de la Protección Social, crea el programa de reorganización, rediseño y modernización de la red de prestación de servicios de salud, el cual se ejecutará con apoyo de las direcciones territoriales y el Ministerio de Hacienda. La aplicación de este programa ha llevado a una reforma de las nóminas de las Empresas Sociales del Estado y a utilizar los mecanismos de tercerización, lo que ha generado un cambio en las condiciones laborales de los empleados públicos y a prescindir de los servicios de algunos de ellos por supresión de cargos independientemente de su condición contractual y de inscripción en la carrera administrativa.

El programa de reorganización, rediseño y modernización, contempla dentro de su ejecución, el seguimiento al proceso que busca mejorar los procesos de gestión que garanticen un mejor uso de los recursos, flexibilizar la administración de los recursos mediante la contratación externa de los servicios no relacionados directamente con la actividad productiva del hospital y por último realizar el pago de los pasivos prioritarios.

Con los resultados encontrados se pretende iniciar un proceso de concientización, hacia la generación de políticas públicas para el recurso humano en salud, generando alternativas positivas que involucren calidad y eficiencia.

El programa de reorganización, rediseño y modernización, hace énfasis en la necesidad de adecuar las empresas para que compitan en los mercados internos y externos. Éste programa tiene como objetivo apoyar la conformación de redes públicas de prestación de servicios a nivel departamental, hacia una operación integrada y coordinada en condiciones de viabilidad empresarial técnica y financiera, permitiendo su sostenibilidad dentro del marco del Sistema General de Seguridad Social en Salud. Este programa tiene los siguientes componentes:

- Reorganización institucional de servicios de salud y del recurso humano: en este componente se concentra el 81.5% del costo del programa. Se armonizan los portafolios de los servicios de salud de manera que correspondan con las necesidades de la población. Esto implica la reorganización de los recursos físicos, humanos, financieros y técnicos. Se mejoran los procesos de gestión que garanticen un mejor uso de los recursos, además de flexibilizar la administración de los recursos mediante la contratación externa de los servicios no relacionados directamente con la actividad productiva del hospital; por último realizar el pago de los pasivos prioritarios.

- Fortalecimiento institucional de las entidades de dirección, vigilancia y control.

- Fortalecimiento institucional y de la gestión de las unidades prestadoras de servicios. Busca determinar metas de producción de servicios de salud, aumentar la productividad del recurso humano, mejorar la calidad de la atención y racionalizar los costos, y

- Seguimiento y evaluación del programa en el recurso humano

Que bueno es ser Colombiano

Por Gustavo Cifuentes

Desde los primeros años de estudio, pasando por la universidad, se nos inculca el precepto de que Colombia es un país de leyes, y que contamos con una de las constituciones más prolijas a nivel mundial, aspecto muy loable que nos enorgullece, ya que por este medio practicamos un orden de convivencia democrática en armonía con nuestro entorno.

Es de entender que cuando se violan estos principios se incurre en falta grave, con la consabida sanción. En Colombia se practica esto en alto grado -cuando digo Colombia, me refiero a todo el territorio nacional-, pero tal parece que nuestro municipio -Montelíbano- no pertenece a esta circunscripción, quedando impermeable a dicho orden legal, puesto que es de conocimiento general que aquí se practica la ley del mas fuerte y el ventajoso -entiéndase, adinerado y deshonesto- sin que se vea alguna reacción por parte del gobierno central Colombiano, lo cual avala el concepto antes expresado.

Además de lo que sucede con las regalías de Cerro Matoso, tema bastante extenso y trillado, conviene resaltar el de la ceguera crónica y hereditaria que padecen todos los funcionarios públicos de este municipio, que les impide ver la forma tan desmedida y abominable como se infla el costo de vida, propiciado por el alto costo en los artículos, de primera necesidad en todo el sector del comercio, reduciendo como es lógico el poder adquisitivo de la comunidad, sobre todo los de bajos recursos. Esto los pone en una competencia desigual y desleal con el consumidor medio y alto, compuestos en nuestro medio -esto sin ánimo de ofender a nadie- por matoseros, empleados de diversas empresas públicas y privadas, comerciantes, hacendados, finqueros, etc., que pueden sobrellevar esta situación no de muy buen agrado por supuesto. Como se dice en el argot popular “nos llevan reventando pechera”, al tiempo que se incrementa el estado de miseria y se fomenta la indigencia.

Que bueno seria que la administración municipal y nuestros dirigentes tomaran cartas en el asunto y compararan los precios de la canasta familiar de municipios vecinos -Planeta rica, Montería, Buenavista, Ayapel- que surten al consumidor final con porcentajes en los precios hasta el 30 o 40% y más, por debajo de los nuestros. De hacer esto en Montelíbano nos darían un alivio muy grande, cabe esperar el mismo tratamiento en lo que se refiere al vestido, drogas y ni que hablar de los electrodomésticos.

Caso contrario ocurre con el trabajo formal e independiente, en el cual, el pobre trabajador a quien le toca hacer el milagro diario de lograr el sustento para su familia, se ve avocado inmisericordemente a aceptar el precio que el empleador le asigne a su trabajo con el consecuente riesgo de perder la ‘chamba’ sino accede a esta imposición, formando así una mano de obra arrodillada, rezago esta de la esclavitud colonialista.

Sobre el tema de la dirigencia nacional hay mucha tela para cortar, ya habrá otra oportunidad si Dios lo permite, claro que en este aspecto, las balanzas como las cartas, están marcadas y ya sabemos quién es el ganador.

Cuando se conocen, respetan y se practican las normas comunes en un país nos convertimos en súbditos suyos, de donde se deduce que nuestro municipio no es colombiano dado que aquí la impunidad se mueve como pedro por su casa.

Solo queda encomendarnos a Dios y a la buena voluntad del Gobierno Nacional para que incluyan a Montelíbano en el régimen político administrativo de este hermoso país Colombiano y nos amparen los mismos derechos para así poder decir orgullosamente, vivo en Colombia, ¡Soy Colombiano!