miércoles, 16 de julio de 2008

Alerta por Inundaciones en Montelíbano

Por Iván Darío Tapia Morfil
Además de las repetidas inundaciones de varios barrios de nuestra ciudad, ocasionadas por las ya conocidas crecientes del Río San Jorge, en la actualidad vemos que otros barrios no tan cercanos a su rivera están sufriendo el mismo flagelo. Esto lo estamos viviendo gracias al deterioro que estamos causando a nuestros humedales, caños y quebradas urbanas.

Preocupado por esta nueva amenaza de inundación a la que estamos expuestos, inclusive quienes no vivimos a orillas del Río San Jorge, quiero referirme a los humedales, tema de gran importancia hoy en día para toda la humanidad, pero ignorado por la mayoría de nosotros. Investigando al respecto encontré que los pueblos siempre han estado unidos a los humedales para su supervivencia, todas las civilizaciones se han desarrollado alrededor de ellos, son considerados como áreas de inmenso valor en términos biológicos, económicos y de calidad de vida.

Los humedales se encuentran a nuestro alrededor y son considerados los ecosistemas más productivos del planeta, debido a que desempeñan diversas funciones como son: control de inundaciones -puesto que actúan como esponjas almacenando y liberando lentamente el agua de la lluvia-, protección contra tormentas, recarga y descarga de acuíferos -aguas subterráneas-, control de erosión, retención de sedimentos y nutrientes, recreación y turismo. Además la relación entre el suelo, el agua, las especies animales, los vegetales y los nutrientes permiten que los humedales actúen como filtros y puedan también generar vida silvestre, recursos forestales, pesca y abastecimiento de agua. Todo lo anterior hace que los humedales sean tan importantes para la sociedad.

En nuestro Plan Básico de Ordenamiento Territorial (PBOT) se mencionan los humedales y se dan las pautas para su protección y/o conservación. En el Componente Urbano, más exactamente en el ítem ‘Suelo de protección para recursos naturales’ se indica: “En la cabecera municipal encontramos un sistema de humedales que es necesario conservar, evitando los procesos de desecación del mismo debido a los procesos de urbanización”. Esto como muchos otros temas que competen a la Secretaría de Planeación Municipal ha sido letra muerta, puesto que no le ha dado el debido cumplimiento, en cambio ha permitido la urbanización de predios que atentan contra este importante ecosistema. Esperamos, para bien de Montelíbano, que en este período no ocurra lo mismo.

La problemática actual la pudimos vivir con el torrencial aguacero que cayó la última semana de junio, lo poco que queda de los humedales no alcanzó a absorber la cantidad de agua caída, los caños tampoco alcanzaban a evacuarla y por eso se desbordaron y causaron la gran inundación que afectó a muchos que nunca habían pasado por esta calamidad.

El caño Burgos, al llegar a la Terminal de Transportes, se desbordó en gran cantidad inundando toda esta importante zona; es lógico puesto que en esta parte se construyó, hace varios años, un canal con tapa que pasa por entre medio de la Terminal y la plaza de mercado y que llega un poco más allá de Baiao. Este canal es demasiado pequeño para transportar todo el flujo de agua que viene bajando por el caño, ocasionando represamiento del agua y de basura cuando se presentan las lluvias.

Esta problemática debe llevar a la Administración Municipal a realizar un trabajo serio sobre la protección y recuperación de nuestros humedales. Y es que el mismo PBOT, le ordena al municipio a elaborar los diferentes planes parciales definidos en su artículo 102, como también la realización de los estudios técnicos sobre áreas de riesgo no mitigables y la elaboración de proyectos estratégicos. Durante la administración de Mariano Cura se elaboraron algunos de estos proyectos entre los cuales está el Plan de Manejo de Humedales Urbanos, pero al parecer estos documentos y estudios, tal como el PBOT duermen el sueño de los justos en los brazos maternales de los funcionarios de Planeación Municipal.

Para la protección y defensa de nuestros humedales se necesita un verdadero compromiso con la ciudad y mucha voluntad política, pero esto, por ahora en esta administración también parece brillar por su ausencia, por el bien de todos esperamos que cambie, porque lo que necesitamos los habitantes de Montelíbano es que se hable menos y haya más realidad.

Podemos recuperarlos protegiendo sus bordes con algún tipo de vegetación que permita conservar estos ecosistemas, impidiendo que sean aterrados por los urbanizadores o pobladores de sus alrededores, canalizar con un fondo natural los caños que han sido tapados, permitir que haya una regeneración natural de la flora y la fauna, educar y concienciar a los pobladores para que no arrojen basuras en ellos y por último incorporarlos al espacio público. Si trabajamos en torno a estas acciones podemos decir que estamos construyendo una mejor ciudad.

Pero todo no podemos dejárselo a la administración municipal, nosotros como habitantes también debemos tomar conciencia sobre la protección de los humedales, especialmente aquellas personas que habitan a sus alrededores. Por favor no los tomemos como basureros, ni tratemos de aterrarlos para obtener un lote que nos brinde un beneficio personal, porque esto realmente va en detrimento de toda la comunidad y de nuestra ciudad.

La Intrépida Pareja

Por Vicente Carlos Dauder Montiel

Aquella noche de sábado transcurría aceleradamente en las principales calles de Montelíbano, las cuales estaban abarrotadas de motocicletas y automóviles que circulaban, en su mayoría, a altas velocidades; en mi mente se abrió paso un nostálgico recuerdo del pasado, cuando todo era más calmado pero el progreso era más efímero; pronto volví a la realidad y seguí confundido entre los peatones que circulaban por las aceras, se observaban personas de disímiles edades, pero se robaba la mirada e impulsaba el entusiasmo el trasegar de muchas jóvenes que velaban en su caminar, algunas un ritmo acompasado de cumbia y otras un paso sensual de bailadoras de champeta y regaetón. La mayoría de los lugares de diversión pública como estaderos y discotecas estaban colmados de jóvenes que consumían licor y bailaban frenéticamente cual ménades acompañantes del dios Baco, y ya se veían salir de ellas algunos que trastrabillaban bajo efectos de una embriaguez prematura, el humo expelido de chimeneas de asaderos y fogones de fritangas se esparcía inexorablemente y en forma muy lenta se iba diluyendo en la bruma de la atmósfera como si quisiera darle una lección a los apresurados jóvenes de este pueblo.

El flujo vehicular y peatonal de calles y aceras continuaba al mismo ritmo su marcha implacable; de pronto apareció ante mis ojos una intrépida pareja que se movilizaba en una diminuta motocicleta, desproporcionada a la estatura de ellos, abriéndose paso entre los demás vehículos en forma zigzagueante como si desafiaran la muerte, pero en un instante casi imperceptible la diminuta motocicleta dio varias vueltas en tolvanera como si replicara el vórtice de un huracán. Yo me quedé gélido porque esperaba ver sus cuerpos juveniles desfigurados por el brutal impacto; mas grande fue mi asombro cuando me percaté de que los jóvenes estaban en pie, la muchacha un poco turbada pero el muchacho impertérrito, con la mirada fija en el vehículo que había parado de girar ¡con qué agilidad lograron saltar y salir ilesos de este singular accidente! El tráfico en aquel espacio se paralizó por un momento, algunos peatones se acercaron, pero al darse cuenta que no hubo víctimas humanas todo recobró la normalidad.

Este fenómeno se ha vuelto recurrente en las calles de Montelíbano, pero pocos pueden contar la historia como la intrépida pareja, ya que en la mayoría de los casos el resultado es una violenta raspadura, o una lesión que incapacita por meses y hasta por años e incluso la muerte.

¿Qué está pasando con nuestros jóvenes?

La prisa natural con que se viven los años juveniles lleva consigo acciones para enmendar, esto es normal, pero el fenómeno de hoy debe hacernos reflexionar mucho. Esta sociedad con su ritmo acelerado ha ido conduciendo a muchos jóvenes a protagonizar una cultura de la locura y del vicio diametralmente opuesta al raciocinio y a la virtud, cultura en la que tantos ignoran el sentido de la vida, no tienen pasión por vivir, no se forjan ideales, se cansan desde el inicio de la jornada, se aburren en todo lo que implica un tanto de sacrificio, pero que fácilmente se aprestan para lo fútil y desenfrenado ¡no saben cuánta riqueza hay dentro del ser humano!

Hoy quisiera parafrasear al filósofo griego Sócrates para invitarlos a profundizar en el conocimiento de sí mismos, para mostrarles la riqueza de su alma, el valor de su cuerpo y el camino de la virtud.

¡Jóvenes que se encuentran en esta situación! no sigan destruyendo su vida, muy por el contrario, fundaméntenla sobre la virtud, inclínense a realizar el bien, aunque esto cuesta, pero el que no quiera que su vida se pierda en el abismo del sin sentido y desee tener éxito, tiene que estar dispuesto a pagar el precio para conseguirlo; miren hacia esta senda y caminen por ella, aunque para esto tienen que decidirse a formarse como auténticos hombres y mujeres que no están hechos para lo trivial ni para ser esclavos de nada ni de nadie; no está por demás recordarles cuán importante es la orientación de sus padres y de las personas mayores que son espejo de la sociedad, aunque a veces no encaje con precisión en su mentalidad juvenil.

También es muy importante reconocer que existen jóvenes talentosos en la comunidad, que tienen grandes aspiraciones y están luchando por hacerlas realidad, tienen una riqueza espiritual que los anima en su lucha; a ellos los invito a compartir esta riqueza con los demás y así convertirse en instrumentos para la superación de sus contemporáneos.

A todas las personas que en este momento tienen en sus manos las riendas de Montelíbano desde cualquier ámbito donde trabajen –sector público, privado, religioso o social- los invito a seguir dirigiendo su mirada de amor a nuestros jóvenes, porque ellos representan la fuerza y el potencial de nuestro pueblo, no se ahorre la inversión en su educación porque es el camino para el cambio y la superación, fortalézcanse los programas de sano esparcimiento y diversión, los espacios de fomento y conservación de la auténtica cultura, impulsemos los programas religiosos que fortalecen su espíritu y los conducen hacia el Supremo Bien, ábranles espacios de participación en donde se sientan protagonistas, salgan beneficiados y no simplemente sean utilizados, no dejemos de tenderles la mano porque se hundirán definitivamente en ese cieno movedizo que tienen bajo sus pies y la historia de Montelíbano se tornará muy obscura.

Colonia de Uré y sus Descendientes -Reseña Histórica-

Por Julio Eliécer Mendoza Benavides
Según datos históricos encontrados en el libro “Montelíbano Fundación y Desarrollo” de mi autoría, a mediados del siglo XVI y XVII se convirtió en un negocio masivo de españoles, árabes y portugueses la captura de negros en África, para venderlos como esclavos en América, donde eran utilizados en el desarrollo agrícola y en la explotación del oro en las colonias americanas, por la insuficiencia de la mano de obra indígena.

La mayor parte de los esclavos negros fueron obligados a trabajar en las zonas mineras del Atlántico, el Cauca, Choco y Antioquia.

El libro “Capitalismo Haciendas y Poblamientos de la Costa Atlántica” de Orlando Fals Borda, registra la llegada de negros esclavos de Antioquia para la explotación de las minas de oro en los terrenos de Uré. Por esta y otras razones folclóricas, el negro uresano es descendiente de la familia de esclavos en poder de una empresaria de oro llamada Maria de Centeno, dueña y comandante de un ejército de cientos de negros diseminados en por lo menos cuarenta minas de las más famosas de la provincia de Antioquia (1643), entre las que se contaban Zaragoza, Segovia, Mina Vieja, Cáceres y posteriormente Can. Estos individuos de raza negra descendientes de africanos, traídos por españoles a “Plan Viejo” o “Bodega San José” -sitio localizado al noroeste de Cáceres, a seis kilómetros de la población de Uré, donde se encontraba la mina de oro de Can-, todavía en calidad de esclavos, continuaron viviendo en este lugar hasta 1822, año en que ya liberados por sus amos José Aldebo y Sebastián Garrido, se realizo su traslado hacia los terrenos de San Joaquín, con el objeto de establecerse en una población mas organizada, la que ellos mas tarde llamaron Uré al igual que su quebrada, donde ha sido su principal asentamiento.

A partir de ese momento, esta colonia de negros, se fue convirtiendo poco a poco en comunidades mestizas, zambas y mulatas de colonización marginal libre, para quedar asimilados a otra forma de producción durante el siglo XIX.

Teniendo en cuenta la reseña histórica relatada por Pedro Marchena Navarro, que aparece en la revista Río San Jorge primera edición de 1942, la fundación de Uré se remonta hasta el 1849 -últimos años de la dominación española- probablemente cuando se abolió la esclavitud en el gobierno de José Hilario López. Aunque naturalmente sus habitantes llegaron muchos años antes y se arraigaron debido al laboreo de ricos minerales en la zona.

Ocho años después de haberse constituido la población de Uré, según informes suministrados por el doctor Donaldo Bossa Herazo, presidente de la academia de la historia de Cartagena, la Ley trece de 1857 de la Asamblea Constituyente y Legislativa del estado soberano de Bolívar, incluyó a Ayapel con la agregación de Uré como distrito del departamento de Corozal. Dos años después Ayapel y Uré figuran como distritos del departamento de Magangue, y posteriormente en el 1860 de la provincia del Sinú.

El 12 de enero de 1954 la gobernación del nuevo Departamento de Córdoba, segregado del antiguo departamento de Bolívar, crea el municipio de Montelíbano con el decreto 00810, formado por el territorio de los corregimientos de Montelíbano, Juan José y Uré segregados del municipio de Ayapel.

El 24 de Julio 2007 la Asamblea Departamental de Córdoba, por medio de la ordenanza 011 le otorga al corregimiento de Uré vida jurídica como entidad de derecho publico y se convierte en el tercer municipio segregado del municipio de Montelíbano.

Para el día 14 de septiembre de 2008 se tienen programadas las elecciones para elegir el primer Alcalde por voto popular y los Concejales del municipio de San José de Uré.

Indolencia, Amnesia o Mazoquismo

Por José Andocilla Jiménez

En la edición anterior de este informativo regional, leí un artículo de la autoría del licenciado Vicente Dauder, titulado “El hombre de la ventana”, en el que se refiere a las viscisitudes por las que atraviesa el sector marginado del pueblo colombiano, frente a la indiferencia e indolencia de otros ciudadanos que bien podrían llevarse la mano al corazón (como hizo Uribe en la 1ª campaña presidencial) y contribuir con la solución a esta problemática social que nos aqueja.

El caso que menciona el ‘profe’ Vicente que es uno de los tantos millones de colombianos que lo sufren, es producto de un sistema político que tiene sentido HUMANISTA muy pobre, pero que tiene un alto sentido capitalista, a costa de entregarle a las multinacionales extranjeras, la explotación de nuestros recursos naturales, el comercio y la administración de nuestra economía.
Paradójicamente el pueblo que sufre también se ha vuelto indolente consigo mismo, o será que padece de AMNESIA, porque cada 3 o 4 años se olvida del sufrimiento, el hambre, las penas y el estado de indignidad en que es sometido, como consecuencia de las prácticas politiqueras ejecutadas por quienes ellos mismos eligen.

También puede ser que el pueblo se nos ha vuelto MAZOQUISTA y ha asumido el hábito de gozar y festejar las “garroteras” que le da el CAPITALISMO SALVAJE, objetivo este que se convierte en el principal derivado del modelo NEOLIBERAL, que pisotea la dignidad humana y acaba con la cultura de los pueblos. Digo que la acaba, porque degenera el desarrollo cultural que se fundamenta en el desarrollo mismo del hombre y es precisamente esta, la estrategia utilizada por este modelo para cercenar la “conciencia” de nuestros pueblos y mantenerlos postrados en un estado de adormecimiento, hasta poner al hombre a mendigar los derechos más elementales que nos confiere la constitución política.

Quiero despertar en los ciudadanos del SAN JORGE, la búsqueda de un nivel de conciencia que le permita transformar su propia realidad a través de una verdadera participación democrática, basada en la sabiduría que hay que tener, para elegir a los que pretenden realizar políticas de verdadero beneficio social.

Esta es “la piedra en el zapato” del modelo neoliberal; un modelo SOCIAL DEMOCRATA no le permite al individuo, enriquecerse salvajemente para ver a muchos semejantes morirse de hambre, por el contrario, le concede al estado adquirir las mayores riquezas, para que este responda a todas las necesidades y brinde las mismas oportunidades a todos sus ciudadanos.Sigue teniendo vigencia el pensamiento: “cada pueblo se merece el gobernante que elige”; hasta nuestros días en Colombia, esta situación es una realidad desagradable, pero debemos pedir todos, esa ENERGIA POSITIVA DEL UNIVERSO (Dios), para que nuestra realidad sea la más agradable, como se está dando en el resto de Suramérica.

Dios y Uribe

Por Henry Manuel Alvis Cuevas

Posiblemente el título de esta columna pueda inducir a una comparación pero está lejos de serlo, sin embargo, cuando uno piensa en la situación general colombiana y sus últimos acontecimientos, no puede dudar que la acción de Dios es la que marca el horizonte.
Como se ha dicho: el 2008 es un año de Principios, Justicia y Refrigerio, así lo estamos palpando en estos momentos como también podríamos parodiar aquella frase de nuestro himno nacional “cesó la horrible noche”, en que nos tenían sumidos la guerrilla, el paramilitarismo y el narcotráfico.

Cuando un mandatario, un líder o el responsable de una comunidad anteponen la voluntad de Dios a la suya, todo le sale bien, pero en el tiempo de Dios, no en el propio. Y eso es lo que está pasando en Colombia con la dirección del presidente Uribe. No podemos negar que muchos de nosotros, en algunos momentos, hemos querido ser el presidente para mandar al carajo a ciertas personas que abiertamente están en contra de Colombia y nos arde el nacionalismo; pero él no lo ha hecho.

Tampoco ha caído en la trampa de sus colegas del hemisferio, que por cierto están muy lejos de su talla de estadista, pero eso sí, ha tenido la gallardía que a muchos les hace falta, de reconocer cuando ha traspasado sus límites y eso lo hace aún más grande. Pero si de grandeza hablamos, debemos recordar los momentos de éxito indiscutibles del presidente; ¿cuál ha sido su actitud? Humildad total.

Ha sido perseverante en los propósitos de conseguir la libertad de los secuestrados, pese a los constantes ataques de sus contradictores políticos internos, la fanfarronería de otros presidentes, el fusilamiento verbal de los familiares de secuestrados y la intransigencia de los subversivos.

La prudencia en el manejo del cargo y la información es otra cosa digna de admirar; sólo comparable con la acertividad de una serpiente al acecho. Sólo informa cuando tiene absoluta seguridad para no dejar mantos de dudas ni dar paso a las suspicacias; acordémonos del caso del niño Emanuel.

Cuando en un mandatario se dan todas estas virtudes podemos decir como digo de Uribe, que este es el tipo de hombres que Dios necesita y con seguridad los resultados van a ser de gran beneficio para la comunidad. Ojalá nuestros mandatarios locales siguieran este magno ejemplo y mantengan la humildad que se esgrime en tiempos de campaña, que antepongan la voluntad del Creador a sus deseos y ambiciones y así su pueblo pueda ver los resultados que Colombia está viendo.Casi el 92% de favorabilidad en la opinión pública respecto de su gestión es algo que lo acerca a la perfección, pero ésta, sólo es de Dios y por eso le damos las Gracias al Altísimo con la seguridad de que el mal tiempo está llegando a su fin y prontamente seguiremos cosechando satisfacciones y progresos en nuestra amada Colombia.

Campanazo de Alerta

Por Gustavo Cifuentes

Como nunca es tarde para empezar, y aunque parezca ser el tema al que voy a referirme de conocimiento de todos -espero que así sea- hago énfasis en él por que lo considero importante y necesario.

Puede decirse que desde que tengo uso de razón, he sido adicto a los dichos y máximas, ya que éstas están bastante arraigadas en nuestra cultura y son la base de la filosofía popular o del común. Basado en el tema que trataré en este articulo, traigo a colación un dicho que creo encaja perfectamente en él, el cual dice: “el tiempo enseña al que no sabe, y el que no sabe quiere saber”.

Pues bien, el tema sobre el estado y el panorama en que quedaría nuestro municipio, ¡Dios no lo quiera!, en todos los aspectos, llámese social o económico y todos los que de estos se derivan, sería deprimente en grado sumo si después del campanazo de alerta producido por el inesperado paro de Cerro Matoso, no despertamos y hacemos lo que la obligación de hijos de Montelíbano nos impone.

Debemos buscar la manera de ponerle coto a la rebatiña politiquera, a la decidía de las administraciones venales de turno y a la abulia popular, de manera que podamos erradicar estos flagelos que han atrofiado el desarrollo normal de nuestro querido municipio, con las consabidas consecuencias nefastas que estamos desde hace rato viviendo como son pobreza absoluta, educación restringida, insalubridad y lo mas pavoroso en mi concepto: el paso del lindero inferior de la pobreza que es tierra abonada para el cultivo de toda clase de drogadicción humana, física y espiritual que se traduce en Miseria, y esa si que es de temer, ya que la pobreza como tal es para nosotros un estado natural en el cual nacemos y permanecemos, pero en nosotros está el derrotero que le demos, negativa o positivamente, y como es lógico debemos cuidarnos de desviarnos hacia lo negativo.

En el corto tiempo que duró el paro de Cerro Matoso, se pudo observar que los que de una u otra forma podrían generar mano de obra, se pusieron a la defensiva, congelando sus ahorros previendo una eventual parálisis total de la empresa, lo cual conllevaba literalmente a una catástrofe económica y por ende social de dramáticas consecuencias.

Sabemos que Cerro Matoso mueve nuestra economía en un 60 o 70% de manera directa o indirecta, siendo así la principal fuente de ingreso de la región, y que hasta el momento no estamos preparados para amortiguar un cese total de dicha empresa por el motivo que fuere, con la consecuencia predecible. El caso es que como ya lo dije, todos sabemos esto pero no hacemos nada para buscar otras alternativas. Como he sido, modestia aparte, un observador silencioso más no silenciado del devenir de nuestra comunidad, quiero aprovechar este medio para aportar un granito de arena convocándoles a despertar del letargo generacional que hemos anidado por largos años, ya que con ello lo que hemos conseguido ha sido favorecer muy generosamente a toda clase de zánganos y chupasangres, que cobijados bajo el manto sagrado de la política se han presentado como redentores para lucrarse a sus anchas, ostentando títulos honoríficos sin motivo ni crédito, aprovechando la apatía y la candidez de la mayoría de nuestro pueblo que por tradición y herencia ha sido generador de paz y conformidad.

Por tanto, les hago un llamado de manera humilde y sincera pero vehemente a formar un frente unido sin distingo de ninguna índole para enfrentar este flagelo, para demostrar que de verdad queremos a nuestro Montelíbano, el cual no es más que: nuestros padres, hijos, hermanos, vecinos, nuestro entorno natural y nuestra idiosincrasia y del cual todos tenemos derecho a aprovechar el privilegio que Dios y la madre naturaleza tuvieron a bien dejarnos como herencia. Por que esta herencia es de todos y no de unos cuantos que a peso de viveza y todo tipo de artimañas corruptas se han creado una imagen falsa de majestad y grandeza traduciéndola en benevolencia y altruismo, cual si las migajas económicas que dejan caer fueran de su propio pecunio.

Si de veras queremos a nuestros hijos y a nuestra descendencia, empecemos un nuevo capitulo con argumentos diferentes a los que ya conocemos de memoria. Para esto debemos, mejor dicho tenemos que conformar un nuevo grupo de protagonistas capaces de interpreta el papel que nos corresponde de acuerdo con el libreto que una asamblea popular, o sea el pueblo como libretista, nos asigne. Esto, palabras más palabras menos, quiere decir que hacia el futuro debemos elegir honesta y concienzudamente a nuestros administradores públicos para lograr un desarrollo equitativo y unánime, para formar el Montelíbano que hemos soñado y que nos han ido dando a cuenta gotas.

Invocando nuestra buena fe y nuestra dignidad masilladas, en un solo frente administraremos mancomunadamente nuestra herencia llamada Montelíbano.Ya esta bueno, ya es hora de hacer valer nuestros derechos, vigilando meticulosamente el proceso administrativo de nuestro municipio, demostrando de esta manera que el pueblo es soberano, lo que equivale a: “El pueblo es el que manda”. De esta forma también podemos decir que el tiempo nos enseñó y que ya sabemos cómo aprovechar el porvenir, y por favor: no dejemos para mañana lo que debemos hacer hoy.