Por Gustavo Cifuentes
Es de entender que cuando se violan estos principios se incurre en falta grave, con la consabida sanción. En Colombia se practica esto en alto grado -cuando digo Colombia, me refiero a todo el territorio nacional-, pero tal parece que nuestro municipio -Montelíbano- no pertenece a esta circunscripción, quedando impermeable a dicho orden legal, puesto que es de conocimiento general que aquí se practica la ley del mas fuerte y el ventajoso -entiéndase, adinerado y deshonesto- sin que se vea alguna reacción por parte del gobierno central Colombiano, lo cual avala el concepto antes expresado.
Que bueno seria que la administración municipal y nuestros dirigentes tomaran cartas en el asunto y compararan los precios de la canasta familiar de municipios vecinos -Planeta rica, Montería, Buenavista, Ayapel- que surten al consumidor final con porcentajes en los precios hasta el 30 o 40% y más, por debajo de los nuestros. De hacer esto en Montelíbano nos darían un alivio muy grande, cabe esperar el mismo tratamiento en lo que se refiere al vestido, drogas y ni que hablar de los electrodomésticos.
Caso contrario ocurre con el trabajo formal e independiente, en el cual, el pobre trabajador a quien le toca hacer el milagro diario de lograr el sustento para su familia, se ve avocado inmisericordemente a aceptar el precio que el empleador le asigne a su trabajo con el consecuente riesgo de perder la ‘chamba’ sino accede a esta imposición, formando así una mano de obra arrodillada, rezago esta de la esclavitud colonialista.
Sobre el tema de la dirigencia nacional hay mucha tela para cortar, ya habrá otra oportunidad si Dios lo permite, claro que en este aspecto, las balanzas como las cartas, están marcadas y ya sabemos quién es el ganador.
Cuando se conocen, respetan y se practican las normas comunes en un país nos convertimos en súbditos suyos, de donde se deduce que nuestro municipio no es colombiano dado que aquí la impunidad se mueve como pedro por su casa.
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