jueves, 14 de agosto de 2008

Que bueno es ser Colombiano

Por Gustavo Cifuentes

Desde los primeros años de estudio, pasando por la universidad, se nos inculca el precepto de que Colombia es un país de leyes, y que contamos con una de las constituciones más prolijas a nivel mundial, aspecto muy loable que nos enorgullece, ya que por este medio practicamos un orden de convivencia democrática en armonía con nuestro entorno.

Es de entender que cuando se violan estos principios se incurre en falta grave, con la consabida sanción. En Colombia se practica esto en alto grado -cuando digo Colombia, me refiero a todo el territorio nacional-, pero tal parece que nuestro municipio -Montelíbano- no pertenece a esta circunscripción, quedando impermeable a dicho orden legal, puesto que es de conocimiento general que aquí se practica la ley del mas fuerte y el ventajoso -entiéndase, adinerado y deshonesto- sin que se vea alguna reacción por parte del gobierno central Colombiano, lo cual avala el concepto antes expresado.

Además de lo que sucede con las regalías de Cerro Matoso, tema bastante extenso y trillado, conviene resaltar el de la ceguera crónica y hereditaria que padecen todos los funcionarios públicos de este municipio, que les impide ver la forma tan desmedida y abominable como se infla el costo de vida, propiciado por el alto costo en los artículos, de primera necesidad en todo el sector del comercio, reduciendo como es lógico el poder adquisitivo de la comunidad, sobre todo los de bajos recursos. Esto los pone en una competencia desigual y desleal con el consumidor medio y alto, compuestos en nuestro medio -esto sin ánimo de ofender a nadie- por matoseros, empleados de diversas empresas públicas y privadas, comerciantes, hacendados, finqueros, etc., que pueden sobrellevar esta situación no de muy buen agrado por supuesto. Como se dice en el argot popular “nos llevan reventando pechera”, al tiempo que se incrementa el estado de miseria y se fomenta la indigencia.

Que bueno seria que la administración municipal y nuestros dirigentes tomaran cartas en el asunto y compararan los precios de la canasta familiar de municipios vecinos -Planeta rica, Montería, Buenavista, Ayapel- que surten al consumidor final con porcentajes en los precios hasta el 30 o 40% y más, por debajo de los nuestros. De hacer esto en Montelíbano nos darían un alivio muy grande, cabe esperar el mismo tratamiento en lo que se refiere al vestido, drogas y ni que hablar de los electrodomésticos.

Caso contrario ocurre con el trabajo formal e independiente, en el cual, el pobre trabajador a quien le toca hacer el milagro diario de lograr el sustento para su familia, se ve avocado inmisericordemente a aceptar el precio que el empleador le asigne a su trabajo con el consecuente riesgo de perder la ‘chamba’ sino accede a esta imposición, formando así una mano de obra arrodillada, rezago esta de la esclavitud colonialista.

Sobre el tema de la dirigencia nacional hay mucha tela para cortar, ya habrá otra oportunidad si Dios lo permite, claro que en este aspecto, las balanzas como las cartas, están marcadas y ya sabemos quién es el ganador.

Cuando se conocen, respetan y se practican las normas comunes en un país nos convertimos en súbditos suyos, de donde se deduce que nuestro municipio no es colombiano dado que aquí la impunidad se mueve como pedro por su casa.

Solo queda encomendarnos a Dios y a la buena voluntad del Gobierno Nacional para que incluyan a Montelíbano en el régimen político administrativo de este hermoso país Colombiano y nos amparen los mismos derechos para así poder decir orgullosamente, vivo en Colombia, ¡Soy Colombiano!

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