miércoles, 16 de julio de 2008

Dios y Uribe

Por Henry Manuel Alvis Cuevas

Posiblemente el título de esta columna pueda inducir a una comparación pero está lejos de serlo, sin embargo, cuando uno piensa en la situación general colombiana y sus últimos acontecimientos, no puede dudar que la acción de Dios es la que marca el horizonte.
Como se ha dicho: el 2008 es un año de Principios, Justicia y Refrigerio, así lo estamos palpando en estos momentos como también podríamos parodiar aquella frase de nuestro himno nacional “cesó la horrible noche”, en que nos tenían sumidos la guerrilla, el paramilitarismo y el narcotráfico.

Cuando un mandatario, un líder o el responsable de una comunidad anteponen la voluntad de Dios a la suya, todo le sale bien, pero en el tiempo de Dios, no en el propio. Y eso es lo que está pasando en Colombia con la dirección del presidente Uribe. No podemos negar que muchos de nosotros, en algunos momentos, hemos querido ser el presidente para mandar al carajo a ciertas personas que abiertamente están en contra de Colombia y nos arde el nacionalismo; pero él no lo ha hecho.

Tampoco ha caído en la trampa de sus colegas del hemisferio, que por cierto están muy lejos de su talla de estadista, pero eso sí, ha tenido la gallardía que a muchos les hace falta, de reconocer cuando ha traspasado sus límites y eso lo hace aún más grande. Pero si de grandeza hablamos, debemos recordar los momentos de éxito indiscutibles del presidente; ¿cuál ha sido su actitud? Humildad total.

Ha sido perseverante en los propósitos de conseguir la libertad de los secuestrados, pese a los constantes ataques de sus contradictores políticos internos, la fanfarronería de otros presidentes, el fusilamiento verbal de los familiares de secuestrados y la intransigencia de los subversivos.

La prudencia en el manejo del cargo y la información es otra cosa digna de admirar; sólo comparable con la acertividad de una serpiente al acecho. Sólo informa cuando tiene absoluta seguridad para no dejar mantos de dudas ni dar paso a las suspicacias; acordémonos del caso del niño Emanuel.

Cuando en un mandatario se dan todas estas virtudes podemos decir como digo de Uribe, que este es el tipo de hombres que Dios necesita y con seguridad los resultados van a ser de gran beneficio para la comunidad. Ojalá nuestros mandatarios locales siguieran este magno ejemplo y mantengan la humildad que se esgrime en tiempos de campaña, que antepongan la voluntad del Creador a sus deseos y ambiciones y así su pueblo pueda ver los resultados que Colombia está viendo.Casi el 92% de favorabilidad en la opinión pública respecto de su gestión es algo que lo acerca a la perfección, pero ésta, sólo es de Dios y por eso le damos las Gracias al Altísimo con la seguridad de que el mal tiempo está llegando a su fin y prontamente seguiremos cosechando satisfacciones y progresos en nuestra amada Colombia.

2 comentarios:

noralizoviedog.blogspot.com dijo...

CUVBDV

Unknown dijo...

Los Colombianos estamos agradecidos con el señor presidente, pero de allí a compararlo con Dios es extremo. Se le pasó la mano señor Alvis